viernes, 19 de abril de 2013


Él es el Gran Hacedor.  Su obra es la Naturaleza, inmensa, variada y plena de belleza y su criatura más preciada, el hombre, al que le dio por morada su obra, para que en ella se  desenvuelva y respetándola la mantenga.

Él es el Gran Consentidor, pues a sus hijos, los seres humanos nos acepta  tal y como somos, con  aciertos y con fallos. Éstos porque sabe que estamos inmaduros y en nuestro caminar aprendemos y los aciertos porque  manifiestan que algo ya  aprendimos. Nos ama de igual manera, tanto cuando acertamos, como cuando erramos.

Él está fuera del espacio y del tiempo. Pero nos permite vivir en el  lugar que nos rodea, para hacerlo más plácido y en el tiempo de nuestra  vida para buscarle un sentido.

Él es el sin límites, pero acepta los nuestros hasta que por tales los tengamos y dejen de ser ciertos.

Él es la presencia discreta, callada y constante. Tan sutil y ligera que pasa inadvertida para una mayoría de sus hijos, pero tan constante y continúa que cuando lo buscas lo encuentras.

Él habla en la mirada del niño,

en la sonrisa del joven,

en la espera de la madre,

en la palabra del anciano,

en el crepúsculo rojizo de una tarde en las Tablas,

en el volar  de las aves,

en la mirada certera del águila,

en la soberbia presencia del toro,

en el grácil correr de la gacela,

en el poder creativo de la semilla,

en la delicadeza de la rosa,

en la sazón de la fruta,

en el rico material de la cantera,

en la veta de la mina,

en la energía potencial de un salto de agua,

en la fuerza vivificadora del sol,

en el girar de electrones,

en la fuerza contenida en el núcleo de la partícula más pequeña, el átomo.

 No hay nada en el mundo que carezca de su esencia, pues está fundido en lo más sublime y en lo más sencillo.

Dios duerme en los minerales, sueña en los vegetales, siente en los animales y despierta en el hombre.

Él está en todo y, aunque  es tan grande, se nos escapa, no lo vemos, no lo percibimos, pero nos mantiene y, cuando lo sentimos, nos calma la espera, nos da templanza, nos ayuda a sobrellevar las horas largas.

3 comentarios:

  1. Merit Amón siempre estará ahí... ya que El es el gran hacedor... Un abrazo amiga...

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    1. Gracias Pedro. ya he visto que has llegado de nuevo a Santiago. Enhorabuena. Besos

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  2. Que por muchos años sigamos estando unidos en sana y buena amistad... felices días en el 2014...

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