martes, 20 de septiembre de 2011

La esperanza no costreñida por la forma

Mantener un estado de esperanza no costreñida por la forma es esencial para conseguir Paz en nuestra vida personal.
Sin esperanza, el desánimo nos invade y al no tener aliciente para realizar algo nuestra vida queda vacía. Si queremos ser felices, tenemos que conseguir gran dosis de esperanza, pero una esperanza no costreñida por la forma. Denomino esperanza no costreñida por la forma a un estado de espectativa que no esté predibujado, ya que sí lo fijamos determinándolo en todos sus detalles y le damos hasta nombres propio a las personas con las que queremos compartir nuestra vida, estamos dando más importancia a la forma que al fondo. Por ejemplo, si una persona desea vivir con fulanito o menganito, el hecho de especificar a la persona le va a impedir apreciar otras muchas posibilidades y se está limitando. En cambio, si su deseo no lo concretiza en nadie determinado, si no vive con fulanito no entra en la decepción.

No me imagino un átomo de oxigeno diciendo voy a unirme con un atomo de hidrógeno. Creo que no lleva el nombre en su mente pero cuando las condiciones son las adecuadas se produce el enlace covalente entre ellosy surge la molecula del agua.

A la hora de proyectar nuestros deseos al futuro, hemos de ser conscientes de que no sabemos lo que nos conviene y no debemos obcecarnos con algo determinado. Además, hemos de tener en cuenta que mucho más importante que la situación en sí, es las posibilidades que aporta cada situación. Así, la perdida de un ser querido puede ser la oportunidad para un desarrollo personal. No contar con el beneplácito de alguién, puede suponer desarrollar nuestra tolerancia. Y no vivir la situación ideal que nos gustaría disfrutar, es una aliciente para lograrla.

Las espectativas con la debemos encarar nuestro futuro han de estar abiertas a las múltiples posibilidades que vayan apareciendo. En cada una de las posibilidades que nos aprarezcan hemos de ver una vía de acción imprescindibles de nuestro Camino, no algo que gusta o disgusta. Si nuestra esperanza no está costreñida a una forma determinada ni concretizada en un determinado hecho, el desánimo no hará mella en nosotros. El desánimo suele producirse cuando queremos conseguir cosas concretas, como que nos oigan los demás, colaboren en la consecución nuestro proyecto o sean todo lo agradables como nos gustaría que fuesen.
La persona que es capaz de seguir teniendo esperanza aunque los demás no la escuchen, ni colaboren en la consecución de su proyecto ni sean lo agradable que ella quisiera que fuesen es porque su esperanza no estaba predeterminada a algo concreto de los demás y encaja lo ocurrido como algo que tenía que pasar. Al hacerlo así, no lo mira desde un perspectiva de fracaso personal. Que los demás no hayan hecho lo que ella pretendía, no la desanima para continuar en su búsqueda.

Con poco que observemos la Naturaleza, nos daremos cuenta de que sus leyes actuan desde la impersonalidad; en cambio, nosotros pretendemos que nos ame fulanito, colabore con nosotros menganito y fulanita sea nuestra amiga. ¿No será que las cosas no funcionan así y estamos haciendo creaciones forzadas y no naturales?