viernes, 29 de julio de 2011

¿Qué es hacer el Camino?

Hacer el Camino es mucho más que recorrer mil kilómetros. El peregrino, al mismo tiempo que transita por una senda externa, va dando pasos hacia su interior, viviendo un proceso de búsqueda. De forma que el caminante, al llegar a Santiago, difiere mucho de esa misma persona que partió de los Pirineos. Vive una metamorfosis, similar al gusano de seda que, encerrándose en su capullo, se transforma en mariposa.
Una peregrina con quien tuve la suerte de caminar muchos días, Fernanda, definía el Camino como un río que va a Santiago y desemboca en la mar. Yo añadiría que lo es, pero de seres humanos que no siguen la corriente imperante del mundo. Siguiendo la orografía del lugar, el río bajaría de los Pirineos hacia el Ebro, y éste por inclinación del terreno marcha rumbo este, al mar Mediterráneo; sin embargo, el río de caminantes remonta la Meseta Central y va rumbo al oeste, al océano Atlántico. Hasta en el terreno podemos encontrar un símil indicando que el peregrino tendrá que apartarse de la corriente mundana para hallar su propio rumbo y transformación. Es un andar para superarse. Al igual que los papalotes, mariposas mejicanas, se elevan con el viento en contra, nunca a favor, los peregrinos, venciendo inercia y rompiendo ataduras, remontan sus obstáculos.
El Viaje a Compostela permite al peregrino, viajero de Dios, desarrollarse física, emocional y espiritualmente. Cada uno, según sus motivaciones, convicciones filosóficas o creencias lleva un objetivo: un reto físico, una cura emocional, unas vacaciones diferentes, una búsqueda, etc. Hay tantos motivos como personas transitan la ruta jacobea. Personalmente, creo y espero que mi peregrinaje me conduzca a una transmutación interior, verdadera alquimia espiritual.
Cada hombre es un peregrino en el tránsito de la vida. Al disponer de libre albedrío, puede equivocarse y vagar en el bosque de los errores o intentar buscar la luz que le guíe. El Viaje a Compostela es un medio para realizar esta búsqueda. El Camino es un símbolo de la vida. Peregrinar supone adentrarse en el símbolo de la vida que conduce a la Unidad. Recorrer el Sendero es vivir el símbolo de nuestra vida buscando la unidad entre alma y cuerpo y, una vez logrado, poderlo llevar al vivir diario.
En suma, viajar a Santiago es mucho más que caminar, es realizar un viaje iniciático que produce una transmutación en quien lo realiza. El peregrino aumenta su nivel de consciencia, percibe sus errores y descubre una nueva forma de guiarse en su vida. Es decir, aprende y se transforma. Quienes ya lo han realizado suelen hablar de un antes y un después de haberlo hecho. El Camino es un hito importante en la existencia de quien lo realiza.
El peregrinante puede elegir distintas rutas. La más transitada, la francesa, parte de los Pirineos a Santiago, del este al oeste. Del nacimiento del sol al crepúsculo. De lo visible a lo invisible. Busca algo que está más allá de lo material. Pretende poder leer el Libro de la Naturaleza y el Libro del Hombre. Para poder entenderlos tendrá que vivir en armonía con la Naturaleza, descubriendo sus leyes y respetándolas, e intentará entender y comprender la condición humana.
En esta búsqueda se aparta del saber libresco e intenta abrir las puertas a la inteligencia del corazón. Es un apartarse del intelecto para sentir las palabras del corazón. Los sufíes distinguen entre la reflexión intelectual, que se trama, mientras que la del corazón, se encuentra, manifestando el sentimiento profundo que se revela en el silencio. Y ¿dónde mejor realizar ésta búsqueda, que en el callado silencio de tus propios pasos?
Con la esperanza de vivir esta transformación, me dispuse a realizar el viaje a Santiago. Pretendía darle una dimensión mística al caminar, ya que ella libera al hombre de cualquier dogmatismo y vive en armonía. Llevaba años sintiendo su llamada, pero obligaciones familiares me habían impedido realizarlo antes. Cuidaba a mis padres, pero ya no me necesitan. Ahora son ellos quienes me ayudan desde otro plano de su existencia. Era el momento de crear mi propia familia.

domingo, 17 de julio de 2011

Bienvenidos al Blog de Teresa Simal


 Nací en Daimiel, Ciudad-Real, en el seno de una familia católica y conservadora. Desde bien pequeña tuve que hacer valer mi derecho a recibir estudios, ya que en la mentalidad de mis padres eso no era necesario para una mujer.

Ejercí de Maestra de Primaria en Socuéllamos, Finca del Robledo, Villarrobledo, Marbella, Huelva y Daimiel. Posteriormente, de Profesora de Secundaria en el Instituto Juan D’Opazo de mi pueblo natal. Aunque mi actividad profesional siempre la  he dedicado a la enseñanza, no ha sido repetitiva,  pues unas veces he estado en unitarias donde tenía alumnos desde párvulos a octavo, otras he impartido Matemáticas, Lengua y Geografía e Historia. Entre que la materia era distinta y los alumnos van cambiando, cada día me permitía crear algo nuevo.

Puedo afirmar que el caminar a Santiago y todo lo que se derivó de ello transformó mi vida. Lo inicié esperando vivir una metamorfosis como la del gusano que se convierte en mariposa y así fue. De hecho, lo realicé siendo enseñante y hoy en día estoy liberada de mi oficio.