miércoles, 23 de noviembre de 2011

Con mi saco y con mis botas

Llevo meses que basta con que programe algo para que las cosas se desenvuelvan de otra forma. Menos mal que mi esperanza no está constreñida a la forma e hice el Camino para aprender.

Todo empezó con una fuga de agua que trastocó toda la programación. Mi sensación fue como quien se ha quedado sin techo. El local que se inundó era el de mi Pronaos. Ese mismo día, cambié la colcha de mi cama por mi saco de peregrina y aunque me acuesto en sábanas, tener mi saco y tocarlo mientras duermo me produce el mismo cobijo que me dio años antes. ¿Cómo algo tan simple puede producir tanto? No lo sé, pero lo produce.

También sé que no me puedo quedar con la sensación de un bienestar personal, pues la realidad cuando no me agrada debo transformarla. Si un local no tiene suficiente infraestructura, por mucho que se decore seguirá sin infraestuctura. Tengo que encontrar algo mejor.
¿Cómo hacerlo? Con mis botas. Por eso ahora, que no camino hacía Santiago, sigo caminando hacía la UTOPIA y voy desgastando suela por las calles de Alicante.

2 comentarios:

  1. Ánimo peregrina! ya verás como antes de lo que piensas lo consigues.
    Te mando un montón de energía para que se cumpla tu sueño y lo podáis disfrutar todos.
    Un abrazo,

    ResponderEliminar
  2. Tu si que eres peregrina "full time"...

    Un abrazo

    ResponderEliminar